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Los riesgos de los juegos de dinero


Todos alguna vez nos hemos dejado atraer por un juego de dinero, un billete de Loteria, una apuesta en una carrera de caballos, poker, máquinas “tragaperras”,…. Algunos han convertido el juego en una pasión, otros en una adicción. Los jóvenes y las personas frágiles (que ya se han “enganchado” a alguna adicción como: alcohol, tabaco, video juegos, teléfono móvil,…), deben ser particularmente vigilados porque tienen mayores probabilidades de desarrollar una adicción también de este tipo.

Por la situación de crisis económica global, parece ser que el número de personas que juegan por dinero se está incrementando, lo que representa un real riesgo adictivo para la sociedad, y debiera ser controlado en lugar de volver cada vez es más fácil el acceso a todo tipo de juegos: múltiples loterías, casinos, máquinas tragaperras en prácticamente todos los bares, juegos de poker entre amigos, apuestas por internet,…etc. Cabe señalar que, la excitación por ganar es un fenómeno muy peligroso y nadie está libre de dejarse atrapar por la adicción, porque todos tenemos ciertos factores de predisposición a la adicción, pero ciertos los desarrollan más que otros.

Algunas personas se inician en el juego por la búsqueda de placer o de excitación porque sienten que tienen una vida monótona y se aburren (“mi vida no tiene sentido”, “le falta sal a mi vida”, “todo es demasiado normalito”…); otros lo hacen para “ganarse algo” rápidamente (“es la crisis, hay que ver de donde se saca algo”) y es justamente cuando comienzan a ganar que aparece la excitación que esperaban y el dinero fácil que necesitaban; y rápidamente se van convenciendo que tienen “ciertas cualidades” que les permite ganar (“soy fuerte en eso”, “yo le gano a la máquina”, “soy un tipo con suerte”, “soy bueno leyendo las expresiones de la gente, observándoles adivino las cartas que tienen”, … etc. son algunas de las expresiones que escuchamos en nuestros pacientes dependientes), y es esa “impresión” de ser excepcional que representa un factor que facilita el desarrollo de la adicción.

Todos sabemos de que son juegos de azar, que las posibilidades de ganar o perder no dependen de la habilidad de jugador sino exclusivamente del azar (los premios están determinados por la probabilidad estadística de acertar la combinación correcta) y que cuanto mayor es el premio, menores son las probabilidades de ganar (y eso lo conocen bien los jugadores!), pero ocurre que cuando van ganando se van excitando y luego cuando pierden, se opera en ellos, un defecto de percepción por el que dan mayor atención a “ese algo” excepcional que supuestamente tienen en ellos y que hará que ganen, y que “recuperen” esa pérdida,…; y es esa perspectiva de recuperar lo que se perdió que le lleva rápidamente a “engancharse”  y entrar en el circulo vicioso de la adicción al juego.

A veces nos preguntan por el perfil que tienen los adictos al juego, pero eso es variable; aunque una constante que vemos en ellos es la falta de placer que tienen en la vida, son gente que se aburre, más que tener ansias de ganar dinero. Encontramos una mayoría de hombres en  los juegos de casino, o poker,….., aunque también muchas mujeres de edad mayor que se han convertido en adictas y pasan varias horas por día a jugar en los casinos y perder todos los ahorros de su vida. Entre los pacientes que vienen a terapia, podemos decir que los jóvenes de entre 18 y 25 años tienen problemas menos arraigados que los jugadores de larga data que pasan los 40 años.

Cabe señalar que, no todos los que juegan son adictos, es posible que haya gente que juegue porque le guste y que va de vez en cuando a jugar a un casino, o compra un billete de lotería,… y que tiene un límite de tiempo y de dinero para jugar, y que por ningún motivo sobrepasa su límite establecido; pero si no logra pararse cuando lo estableció es que tiene un problema, en ese caso debe cortar con toda actividad de juego y si tiene comportamientos adictivos, debe buscar ayuda con toda urgencia. En ese caso, se requiere una psicoterapia cognitivo-conductual y el apoyo de la familia para salir de esa encrucijada

www.cleliagalvez.com 

¿Cómo mejorar nuestras relaciones en estas fiestas?

Las fiestas de Navidad, Año Nuevo, Reyes,…, son esperadas de manera diferente por cada uno de nosotros, los niños esperan la atención de los mayores, los juegos y los regalos que van asociados a estas fechas. Los adultos con menos entusiasmo o incluso con estrés (preocupación por los gastos a realizar, la organización de las reuniones, la soledad,…).

Las tradiciones familiares pueden ser vividas con alegría para unos, con desgano para otros cuando no se comparten muchos intereses con los otros miembros del grupo, con temor cuando hay antecedentes de conflictos,…etc., sin embargo, sea cual fuere la situación, se puede aprovechar esa fecha tan cargada de simbolismo espiritual para rencontrarnos con los nuestros y recrear vínculos con nuestra familia y con los amigos. Van algunas sugerencias:

Haga el esfuerzo de desconectar del trabajo y  dedicarle estos días a la familia; y para ello, busque algunas actividades agradables que pueda compartir con los hijos,  otros miembros de la familia y amigos, pero hágalo de manera consciente (“estando allí” mentalmente) y no distraído a cada momento por el móvil que suena o por otras preocupaciones,…; puede incluso hacer una pequeña lista (sin necesidad de que signifiquen actividades sofisticadas o de alto costo)con la ayuda de los hijos  y tener varias posibilidades a escoger en función del momento y del ánimo de las personas. Recuerde cuán divertidas eran las cosas simples de su infancia, ahora que es adulto, rompa algunos esquemas que tenga y atrévase a jugar y reír con los suyos, verá como se le libera el espíritu.

Aproveche la ocasión para descubrir o redescubrir a las otras personas que conforman su familia o su grupo de amigos (si no ha tenido tiempo durante el año para hablar con ellos, es momento de hacerlo!), interésese a lo que están haciendo, a los pequeños pasos que están dando en la dirección de sus sueños (valore los esfuerzos que está haciendo la persona, más que los resultados obtenidos); cuando esté con adultos hágales preguntas sobre sus hijos o nietos,  apreciará lo felices que se ponen hablando de ellos (que son su mejor obra).

Solo tenga en cuenta que para sentirse mejor en sus relaciones  con otras personas son  necesarios: la reciprocidad, por lo que deseamos dar y recibir, escuchar y ser escuchados, comprender y ser comprendidos; la expresión de las emociones y sentimientos (es así que uno permite que le conozcan y se acorten las distancias entre las personas), exprese sus emociones positivas (que podrá contagiar a los demás) y las emociones negativas (sin agredir a las otras personas); la aceptación de sí mismo y de los demás, sin esperar que sean perfectos o que piensen o actúen como nosotros queremos (la aceptación del ser humano “con fallas” es básica para un buen entendimiento), pero nunca acepte una relación basada en la violencia.

Finalmente, nuestros pensamientos son los que definen el ambiente de nuestra vida, si pensamos en negativo (siempre viendo las carencias, catástrofes, faltas, culpables,…) nuestra vida ira tiñiéndose de negro y haciendo que la gente se aleje de nosotros, porque estaremos siempre agobiándoles (“invitándoles vasitos de desgracia”). Trate de pensar en positivo, ver las bendiciones que ha recibido de la vida, y si tiene problemas, trate de resolver uno a la vez y confiar que con su esfuerzo y la gracia de Dios, el mañana será mejor!.

Feliz Navidad y año nuevo con bienestar!.