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Lo que hará que este año sea diferente, es la actitud con la que lo enfrentes

Como es costumbre, al culminar un año e iniciar otro, casi todos intercambiamos mensajes positivos, en una fecha en la que la Navidad (fiesta central para los católicos, que es vivida de maneras diferentes por otras religiones) reactiva nuestros sentimientos de paz , unidad familiar y prepara, de alguna manera, el ambiente emocional para expresar nuestros mejores sentimientos, a través de saludos (algunos más originales que otros) deseándonos que el año que viene nos traiga prosperidad, felicidad, amor, bendiciones,…., dando la ilusión de que por arte de magia, el nuevo año nos traerá lo que deseamos, sin que tengamos que hacer esfuerzos por lograrlo.

Pasadas las reuniones sociales, comidas y demás aspectos festivos, entramos al momento de realidades, en el que hay que ordenar algunas cosas para tomar el rumbo adecuado y el ritmo que nos permita atravesar este año y llevar nuestro barco a buen puerto al culminarlo. Lo que significa, tener que realizar algunos cambios en nuestras actitudes, a fin de que esos mensajes de bienestar que hemos recibido con satisfacción, tengan algo de realidad; porque nada viene sin esfuerzo y no podemos simplemente esperar que este año, venga como un mago a cambiar nuestra vida, si nosotros seguimos actuando de la misma manera, y como Albert Einstein decía: “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.

 Van algunas pautas para entrenarse a una actitud más positiva y hacer que éste año sea diferente:
  1. Vive el presente con entusiasmo (frente a todo lo que te ocurra, aprende a mirar “el vaso medio lleno”). No cargues con la culpabilidad de un pasado que ya se fue, ni la ansiedad de un futuro que aún no llega.
  2. Sé agradecido. Cada día, mira alrededor tuyo e identifica por lo menos cinco cosas por las que agradecer a Dios (a la naturaleza, a la vida,… según sea tu creencia) y dilo en voz alta (escúchalo con tu propia voz). Eso hará que centres tu atención en las cosas positivas de tu vida.
  3. No guardes rencores, ni resentimientos. Esa es una carga emocional innecesaria que te impide avanzar. En las relaciones, siempre habrán ocasiones que pueden generar conflictos o malos entendidos. Convérsalos y resuélvelos con prontitud y pasa a otra cosa.
  4. Mantén tu mente abierta al aprendizaje. Cada día vive con ganas de aprender algo nuevo. Atrévete a probar cosas nuevas, a cambiar las rutinas. Tu cerebro estará constantemente estimulado y tendrás nuevas experiencias que disfrutar y compartir.
  5. Ponle movimiento a tu cuerpo. Has ejercicio con regularidad, eso te ayudará a drenar el estrés que podrías acumular, a dinamizar tu cuerpo y tus ideas. Oxigenarás todo tu cuerpo y en tu cerebro la secreción de endorfinas (antidepresivos naturales) harán que tu estado de humor esté siempre alto.
  6. Acostúmbrate a reír, a fomentar el juego y las sonrisas en tus interacciones. Rodéate de personas interesantes. No te tomes muy en serio. Recuerda que los juegos han permitido que nuestra especie desarrolle su inteligencia.
  7. Acéptate tal como eres y respétate. Quiérete con todo lo que tú eres, con tu cuerpo, tu mente, tus logros, tus habilidades y también tus dificultades. Si hay algo que no te gusta realmente, identifícalo, trázate unas metas pequeñitas y trabájalas para resolverlo, sin quejarte ni auto compadecerte, sino con entusiasmo y cariño por ti mismo.
  8. No busques la perfección, pues no existe. Permítete cometer errores y aprender de ellos. Cada error te trae una lección interesante a tener en cuenta.
  9. Disfruta de las cosas sencillas, de las actividades en familia y con los amigos. Atrévete a expresarles tus sentimientos. Eso te permitirá fortalecer lazos y tener el soporte afectivo cuando lo necesites. 
  10. Siéntete y vive libre. No te hagas esclavo de ninguna sustancia, actividad o relación que doblegue tu voluntad. No dejes que ninguna forma de adicción tome espacio en tu vida. Si ya la tienes, pide ayuda profesional y recupera tu libertad 
 www.cleliagalvez.com
 

Iniciar un nuevo año,… momento propicio para desempolvar sus sueños

Cuando culmina un año e iniciamos otro, casi automáticamente, vamos pasando revista a lo que logramos el año que termina y a lo que nos gustaría hacer el año siguiente. Existen diversas maneras de hacer su balance de vida y proyectar los planes personales, algunos de ellos han sido claramente explicados en este blog en años anteriores.  Esta vez, quisiera hablarles de algo más simple que nos puede permitir de desempolvar nuestros sueños postergados y ponernos en marcha, a fin de que el año nuevo nos permita alcanzarlos progresivamente.

Podemos desempolvar los sueños, haciendo un pequeño ejercicio mental de vuelta atrás en nuestros recuerdos, en busca de esas cosas que soñamos con hacerlas algún día y que por  múltiples razones fuimos dejándolas postergadas. Luego de haberlas encontrado, las ponemos, por escrito, en una lista de las diez o doce cosas que queremos hacer ahora. Esas se convertirán en metas y objetivos que iremos alcanzando progresivamente. El verlos escritos y aún más el tenerlos siempre a la vista, les da una cierta materialidad que nos va a ayudar en la puesta en marcha de estrategias para conseguirlos.

En los Estados Unidos está muy de moda que las personas hagan su lista sobre “las diez cosas que quiero hacer antes de morir”. Es obvio que con esa frase la gente no se prepara a la muerte, sino que eso les permite darle una motivación adicional para conseguir esos sueños que durante mucho tiempo estuvieron en su mente y que fueron dejados de lado por el mismo ritmo de la vida. Así, podemos encontrar listas de múltiples tipos, en las que figuran experiencias de contenido más emocional (como hacer parapente, ver un volcán en erupción, nadar con un delfín, saltar al elástico,…), experiencias más relacionales (decirle a alguien que le quiere, construir un grupo de amigos, tener pareja,…), adquisición de ciertas destrezas (aprender a un idioma extranjero, a pintar, a bailar o a tocar un instrumento, a hablar en público, decir “no”,…), diversos proyectos personales (fundar una familia, escribir un libro, viajar a algún lugar específico,…., proyectos profesionales (estudiar alguna carrera, crear mi propio negocio, cambiar de trabajo,…)….. Es obvio que no existe lista buena ni mala, cada una corresponde a la vida de cada persona (que ya, en sí, es un mundo diferente).

Le invito a hacer su propia lista y ponerse en marcha para ir cumpliendo progresivamente esos sueños postergados que ahora han sido renovados y hacen parte de su plan del año, con metas y objetivos concretos (y por ende más sencillos a cumplir). Sueños que son metas con fecha de caducidad (hay que ponerles topes temporales), que al cumplirse le irán proporcionando momentos gratos, motivadores y reforzando su autoestima porque se estará demostrando, a usted mismo, que puede hacer las cosas que se propone. Para ayudarse en el trayecto, pegue su lista en el lugar más visible o llévela siempre con usted, para que cada día recuerde que sus sueños están esperando sus acciones.

¡Buen trabajo y diviértase haciéndolo!.

¿Cómo podemos preservar nuestra salud mental?

Estamos tan acostumbrados a ocuparnos de nuestra salud cuando tenemos un problema o enfermedad a tratar y no cuando estamos a tiempo de prevenir; y esto es aún más frecuente cuando se trata de nuestra salud mental, pues estamos preocupados por cosas más urgentes (el trabajo, los embates de la crisis financiera,…) que dejamos lo importante para después, y ese después puede tomar mucho tiempo,… hasta sorprendernos con algún problema que hubiéramos podido evitar si nos hubiéramos detenido un momento a ver lo que estaba pasando en nuestras vidas.

Partiendo de que somos seres bio-psico-sociales, e incluso espirituales, el tener un bienestar general (físico y mental) tanto a nivel personal, de pareja como de la familia, requiere lograr un relativo equilibrio (porque no existe una situación ideal) entre esos cuatro pilares que soportan nuestra vida (un cuerpo sano y con la suficiente energía para realizar nuestras actividades cotidianas; un estado mental que nos permita tener intercambios interesantes, apreciar los buenos momentos y tomar decisiones adecuadas y oportunas ; tener  amigos y otras redes sociales de apoyo y estar en armonía con nuestras creencias religiosas (si las tenemos) que puede ayudarnos a darle un mayor sentido a nuestra existencia (sea cual fuere el credo).

Mucho se ha dicho sobre como ocuparse de nuestro cuerpo  físico y retenemos tres aspectos importantes: 1) necesitamos una alimentación equilibrada (por ejemplo la dieta mediterránea) que permita tener la energía y la agilidad física y mental (porque comer demasiado y con mucha grasa nos hace funcionar con más lentitud y estar menos dispuestos a realizar un buen trabajo físico y peor si se trata de un trabajo mental). 2) existen ciertos alimentos “funcionales” que podemos integrar a nuestra alimentación para incrementar el aporte de nutrientes así como el drenaje de toxinas (limón, linaza, alpiste, té verde,…). y 3) la dieta debe estar en acorde con una actividad física regular y del tipo que mejor le convenga (gimnasia, caminata, danza,…), esto para mantener un peso adecuado (agilidad de movimiento y no afecta al autoestima), así como para tener un humor positivo (por la emisión de endorfinas)

La parte psicológica es mucho más compleja, porque hay muchos factores que entran en juego (la educación recibida, experiencias anteriores, personalidad, aspectos culturales, contexto,…) pero podemos dar atención a algunos temas generales que nos pueden facilitar la vida , porque nos evitaran a nosotros de tener conflictos innecesarios, frustraciones, rumiación o culpabilidad… etc. y a nuestros hijos les permitirá construirse modelos adecuados a seguir en la gestión de emociones, la comunicación, relaciones sociales, uso controlado de sustancias,…, porque es en casa que esos modelos son formados.

La comunicación en la familia, la podemos mejorar incrementando (la calidad más que la cantidad) los momentos para hablar no solo de cosas banales (tareas cotidianas) sino de preocupaciones, problemas, sueños, proyectos,… etc), con la pareja, los hijos, los amigos; haciendo el esfuerzo de escuchar a los demás y respetar que puedan tener ideas opuestas a la nuestra; evitando el uso de la violencia en todas sus formas.

La gestión de las emociones, la podemos mejorar aceptando y expresando (sin excesos) las emociones y los sentimientos que sentimos en diferentes momentos de la vida (agradables y penosos); además,  reservándose tiempo para hacer actividades que nos gustan (solos, en pareja, con los hijos, con amigos), estas nos permitirán de tener la energía y motivación para seguir adelante.

Otro aspecto importante es  el uso controlado de sustancias y actividades que generan dependencia (alcohol, tabaco, juegos de dinero, internet, televisión, móvil, FB,….) en los padres, que tiene un efecto preventivo en el abordaje que hacen los hijos de esos productos que generan dependencia.

De la parte social, nos podemos ocupar haciendo el esfuerzo de tener amigos (pues la sociedad moderna tan “virtualizada” promueve las actividades en solitario, generando problemas vinculados a la soledad,…) , recibirlos en casa, hacer que los niños vean y participen de esas relaciones sociales. Por otro lado, los amigos y redes sociales que tengamos me ayudarán a enfrentar cualquier problema que surja en nuestras vidas y los hijos sabrán en el futuro como gestionar sus propias relaciones sociales, de lo contrario, podrían desarrollar problemas de fobia social ( timidez,…).

Finalmente, queda  reconocer que el tema es mucho más amplio, y que será abordando progresivamente, sin embargo, concluimos este artículo, indicándole que si Ud. tiene algunos aspectos que no puede gestionar adecuadamente, no dude en encontrar ayuda ante un profesional, un psicoterapeuta cognitivo-conductual, con algunos meses de trabajo la ayudará a retomar el control (la gestión adecuada) de su vida.