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Reírse del miedo al dentista podría aliviar las preocupaciones

Como se mencionaba en el artículo anterior de este blog, la ansiedad al dentista es vivida por una buena proporción de los adultos, aunque una verdadera fobia al dentista ocurra solo en el 15% de ellos (datos de la OMS), por lo que el psicólogo ha ingresado al campo de la odontología para ayudar a los pacientes con ansiedad importante o con verdaderas fobias a ejercer un control sobre sus emociones y poder realizarse las intervenciones dentales que requiere.

Es así que en las clínicas dentales más modernas, no es extraño de ver que el paciente ansioso tenga algunas sesiones previas con el psicólogo, quien a través de técnicas de control respiratorio, relajación con visualización, hipno-relajación, entre otras técnicas cognitivas, hace posible que el paciente tenga los tratamientos que desee en las mejores condiciones.

Para los demás pacientes, hay datos interesantes en un estudio realizado por el equipo de la Universidad de Gotemburgo, que manifiestan que el optimismo del paciente y una atmósfera de humor en la interacción del paciente con el personal dental, ayudan a disminuir la ansiedad al dentista durante las intervenciones dentales.

En ese estudio, a través de una cuestionario que se aplicó a personas que tenían cierta ansiedad al dentista, se identificaron cinco métodos principales utilizados por los pacientes para combatir su temor en situación de intervención dental:
  • El uso de recursos internos. Por ejemplo, decirse a uno mismo que tiene suficiente fuerza para soportarlo, a pesar del temor.
  • Distraerse uno mismo. Por ejemplo, contar o cantar para uno mismo o jugar juegos mentales con uno mismo para evitar enfocarse en el tratamiento dental.
  • Poner distancia. Por ejemplo, decirse a uno mismo que la sensación de dolor es otra cosa, como entumecimiento.
  • La oración.
  • El optimismo. Por ejemplo, pensar por adelantado en el momento en que el tratamiento se haya terminado.
"El estudio ha mostrado que los pacientes que adoptan una mentalidad optimista afrontan el tratamiento dental significativamente mejor y acuden al odontólogo con mayor regularidad que los pacientes que pasan su tiempo en la oración, desesperados o pensando que es una catástrofe", señaló en un comunicado de prensa de la universidad la investigadora Jenny Bernson.

En un segundo estudio, entrevistas con pacientes que presentaban temor al dentista revelaron que el humor era un factor importante para afrontar las visitas al odontólogo.

"Las barreras psicológicas se pueden superar con el humor, como resultado de que paciente y dentista se encuentren en terreno más igualitario, de la reducción del estrés que el humor conlleva, del aumento del bienestar y de la creación de una atmósfera placentera", aseguró Bernson.
 

La fobia al dentista

La fobia al dentista o odontofobia, es una de las fobias comunes en los adultos (15% de la población lo sufre, según la Organización Mundial de la Salud), probablemente originada por las experiencias negativas de dolor, de pérdida de control y de pánico que tuvieron en el pasado. Las personas “odontofóbicas” no acuden al dentista de manera regular, poniendo en riesgo su salud dental la que puede tener repercusiones en su salud física (caries, dolores de muelas y de cabeza, mal aliento,….) y su salud mental (culpabilidad, sentimiento de impotencia frente a su ansiedad, autoestima baja,…).

La persona que sufre de este tipo de fobia siente  un miedo paralizante a la idea de tener que visitar un consultorio dental, lo evita al máximo y si ha decidido de hacerlo,  puede llegar a sentir pánico en el camino hacia el consultorio, dentro del consultorio mismo y antes de la intervención del profesional.   En muchas ocasiones se ve a pacientes ansiosos abandonar el consultorio dental o anular repetidas veces las citas que tomó con diversos pretextos por no confesar el temor que sienten.  

Al interrogar a los pacientes ansiosos, una gran mayoría reconoce que tiene miedo a sufrir el dolor,  a las agujas, la perforación, la extracción del diente, a la duración del procedimiento; y que cuando  escuchan el ruido de las fresas o sienten el olor particular de las substancias que utiliza el dentista, sienten que su ansiedad y pánico se desencadenan, lo que hace que a veces tiendan a escaparse de la situación y se convenzan de que no pueden controlar su ansiedad. Ansiedad que les perjudica aún más, porque hace que estén tan concentrados en el dolor que su umbral de tolerancia al dolor sea más baja (quiere decir que puedan sentir más rápidamente el dolor) y que incluso cualquier estímulo inofensivo pueda ser interpretado como doloroso e incrementar su malestar.

La odontofobia ha sido siempre una preocupación de los investigadores de la odontología, una especialidad que ha evolucionado mucho en los últimos años, y que ha logrado que todos esos estímulos que tanta huella dejaron en las personas mayores, hayan prácticamente desaparecido. Se han desarrollado técnicas cada vez más eficaces y sofisticadas a fin de proceder a realizar tratamientos de reconstrucción, implantología y demás intervenciones prácticamente sin dolor. Se han eliminado los olores fuertes característicos de antaño, las agujas son cada vez más finas y pequeñas, y en algunas clínicas dentales se han incluido , con éxito, un servicio psicológico con un psicoterapeuta cognitivo conductual , para ayudar a los pacientes ansiosos a controlar su ansiedad con algunas sesiones previas al tratamiento dental. Asimismo, se están dedicando a construir la confianza en los niños con diversas estrategias preventivas e intervenciones sin dolor, a fin de evitar que puedan desarrollar la ansiedad  de los mayores.

Lucha contra el cáncer: ¿Hacemos prevención en nuestras familias?


El 4 de febrero es el Día Mundial de la lucha contra el cancer, por lo que muchas asociaciones e instituciones de gobierno procederán a dar estadísticas preocupantes, pues las proyecciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) indican que si no se toma una acción inmediata, el número global de muertes por cáncer aumentará cerca de un 80% para el 2030 (actualmente , se diagnostica la enfermedad  a aproximadamente 13 millones de personas en el mundo y mueren alrededor de 60%) y la mayoría de los casos ocurrirán en países de bajos y medianos recursos.

Hace mucho que los estudios de investigación indican que un tercio de las muertes por cáncer se pueden evitar mediante la prevención y otro tercio mediante la detección y el tratamiento temprano, sin embargo, aún encontramos personas que no las tienen en cuenta y viven, como si no existiera el problema, incluso con una especie de negación de una realidad que puede tocarnos a la puerta, en cualquier momento.

Cuando un diagnóstico ha sido dado a algún miembro de la familia, la vida de toda la familia se ve afectada (aparecen los temores y angustias no solo de la persona que ha recibido el diagnóstico , sino de todos, que de un momento a otro, se ven frente a la realidad de la enfermedad), por lo que es mejor prevenir y hacer que  la práctica de las pruebas médicas y medidas saludables se conviertan en un estilo de vida de la familia (recomendamos de hablar con los hijos sobre esas medidas que conviene observar y hacer que todos se sientan comprometidos con el tema, sin mostrar angustia frente al tema, sino con una actitud positiva de higiene de vida y prevención).

Recordemos algunas de esas medidas:

·         Los adultos deben hacer sus controles médicos periódicos (un control anual es de rigor), y realizar las pruebas de detección de los cánceres de cuello uterino y colorectal y de mama, para identificar las lesiones precancerosas o detectar la enfermedad en etapas iniciales que permiten el tratamiento correspondiente.

·         Tener un estilo de vida saludable: evitar el tabaco, limitar el consumo de bebidas alcohólicas, evitar la exposición extrema a los rayos ultravioleta del sol (y de las cámaras de bronceado estético), tener una dieta alimenticia rica en frutas y verduras, mantener un peso saludable y estar físicamente activo (caminatas, gimnasia, danza, … lo que mejor le convenga).

·         A los hijos se les puede ayudar a prevenir que desarrollen diferentes tipos de cáncer en el futuro, haciendo que tengan un estilo de vida saludable con buenos hábitos alimenticios y suficiente ejercicio, para que puedan mantener un peso saludable (muchas actividades de exterior en familia, pueden ayudarle a cumplir con el objetivo de salud y mantener la cohesión familiar).

·         El cancer de la piel se puede prevenir protegiéndose de los rayos ultravioleta (uso del sombrero, cremas de protección alta,…) siempre que se esté en áreas libres. Unas pocas quemaduras solares graves pueden aumentar el riesgo de que un niño desarrolle un cáncer de piel en la edad adulta.

·         El virus del papiloma humano (VPH), un virus común que puede transmitirse de persona a persona durante las relaciones sexuales, es la causa principal del cáncer de cuello uterino, cánceres de vagina y de vulva. Se recomienda la administración de una vacuna para prevenir las infecciones por VPH en las niñas de 11 a 12 años de edad y en las niñas y mujeres de 13 a 26 años que no recibieron la serie completa cuando eran más pequeñas.

·         La mejor manera de prevenir el cáncer de los pulmones  es no comenzar a fumar o, si fuma, dejar de hacerlo!. El humo del cigarrillo que fuman otras personas (humo secundario) también puede causar cáncer de pulmón. Explíquele a sus hijos por qué usted no quiere que fumen y no los exponga al humo secundario.
Para tener más informaciones sobre el cáncer , les invito a visitar el enlace de la OMS: 

La lucha contra el sida debe ser también en nuestros hogares.

El 1 de diciembre, es el Día Mundial de Lucha Contra el Sida.  Las organizaciones que luchan contra esa enfermedad  trazaron como objetivo para el 2015 de “llegar a cero” (cero infecciones nuevas y cero discriminación),  meta que sigue siendo difícil de alcanzar, si no pensamos todos a tener cierto cuidado con nuestra propia salud y la de nuestra familia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), el UNICEF y el ONUSIDA, se felicitan (este año) por los avances extraordinarios de la medicina (sobre todo en atención a la persona infectada), por los resultados alentadores de las investigaciones y el nivel de infecciones nuevas que comienza a disminuir a nivel global (sin embargo, reconocen que en el mundo hay 34 millones de personas que viven con VIH), aunque no se pueda negar que hayan disparidades, en función de la inversión de los diferentes países en esa lucha.


Los progresos en el mundo no debieran hacernos olvidar el cuidado a tener a nivel de nuestros hogares. Un contagio puede ocurrir a causa de un problema de información de nuestros hijos adolescentes o incluso de algunos adultos que creen erróneamente que el virus está en otro tipo de poblaciones a la suya. 

En la familia, es necesario que se tengan conversaciones abiertas y sinceras con los hijos adolescentes para que puedan comenzar su sexualidad en buenas condiciones y con la protección adecuada. Es innegable que pueda provocar cierta dificultad en los padres el tener que hablar del uso del preservativo, pero cuanto más natural parezca el tema, mayores serán las posibilidades de recepción en los jóvenes. Igual cuidado debiera merecer el evitar la  discriminación con las personas que han sido infectadas.   

La manera de protegerse y proteger a su familia es teniendo una actividad sexual responsable (uso de preservativo) y realizando periódicamente los controles de despistaje (que son fáciles y se hacen en cualquier establecimiento de salud); recordemos que uno puede estar infectado y pasar muchos años (los especialistas hablan de diez años) antes de que se tenga unos síntomas; y el  descubrir a tiempo permite tomar la medicación necesaria y tener una vida larga y relativamente normal.